“Santiago no tiene riendas pero ata”
Con esta frase bien podría comenzar mi relato…….
Llegue a Santiago con la intervención federal allá por el año 2004, yo llegue para ser preciso el 17 de octubre y la intervención estaba desde abril si mal no recuerdo.
Hacia poco tiempo que me había recibido, era un joven profesional, que como muchos otros, no tenia en claro su futuro y esta situación me angustiaba.
Cuando me propusieron venir acá Santiago aparecía como una posibilidad y pese a conocer muy poco sobre el lugar acepte sin dudar.
Lo primero que me sorprendió de este lugar fueron los contrastes, por ejemplo, autos importados, casas de las mejores marcas de ropa vs niños descalzos que insistentemente pedían en la calle, o empresas con primera tecnología vs reparticiones públicas en la que los registros se llevaban a mano. Sé que esto no es algo exclusivo de Santiago, y que en Bs. As estas contradicciones existen, pero al parecer en mi imaginario estaba arraigada la idea de una pobreza total.
Evidentemente desconocía los “beneficos” del caudillismo y del estado centralizado-autoritario.
Llegue a mi nuevo trabajo con la esperanza de ayudar y poder aportar algo de lo que había aprendido en mi formación.
En el trabajo conocía mucha gente pero a una en especial que resulto ser mi actual pareja.
Lo cierto es que ni por casualidad imaginaba quedarme en Santiago, tenia en claro que volvería a mi querida Lanús ni bien terminara la Intervención, pero eso no sucedió y una bella Santiagueña me atrapo.
Fueron duros los primeros meses pero poco a poco me fui adaptando.
Siempre he sentido la necesidad de ayudar, de empujar para construir una sociedad más justa y equitativa pero nunca había encontrado el lugar para hacerlo, y Santiago fue y es el lugar en el que pude y puedo hacerlo.
Primero comencé a trabajar en Derechos humanos, en un organismo de familiares de desaparecidos y ex presos políticos que me permitió canalizar esta necesidad de sentirme útil y también conocer mucha gente que esta en la misma lucha.
Con el correr del tiempo conocí a un señor llamado Carlos Zurita que realiza una tarea fenomenal. Carlos tiene un ciber al que concurren niños y niñas que trabajan en la calle y el no tuvo mejor idea que hacer un trato con ellos, en vez de cobrarles las moneditas que ganan en la calle a cambio de utilizar una máquina, su tiempo en la pc lo “pagan” con horas de estudio.
Siempre había pensado en realizar acciones grandiosas que permitieran una transformación de fondo de la sociedad y que nunca había logrado concretar, decidí cortar con mi estado de pasividad o actividad contemplativa y meterme a dar una mano en este ciber. Si bien en Bs As había dado clases particulares nunca había sentido la importancia que tenia esta acción de educar.
Comencé a trabajar con el abecedario, con dibujos, acuarelas y lápices de colores, les hacia escribir su nombre, ubicar su casa, todo a fuerza de pulmón pero sin un soporte pedagógico, de esta debilidad me di cuenta y fui a consultar a todos los docentes que conocía, primero mis suegros, luego unos amigos y finalmente una profesora de la normal a quien yo conocía por mi actividad en Derechos Humanos. También consulte a psicólogos.
La tarea no era sencilla, entre los niños había algunos escolarizados, otros que habían dejado la escuela y otros que nunca habían pasado por ella.
Algunos días los niños no querían ni acercarse a trabajar conmigo, otros días venían alterados por algún estupefaciente que habían consumido pero siempre tratábamos de que se sentaran a trabajar y fundamentalmente se sintieran contenidos.
Con el correr del tiempo empecé a utilizar las máquinas para trabajar con matemáticas y lengua, utilizando páginas con juegos didácticos y también, con aquellos niños que seguían en al escuela, usábamos el navegador para buscar información.
Un día conseguí trabajo en una empresa algodonera y tuve que dejar, con mucho dolor, mi actividad. Los ahorros se acababan y tenía que conseguir pronto un ingreso.
Esta nueva actividad me alejo del ciber pero no pudo borrar su huella, me había sentido útil y cómodo en esta actividad y había comprendido que ésta podía ser una herramienta para el cambio.
Mientras continuaba trabajando en la empresa algodonera aquella profe, a quien había consultado para trabajar con los niños en el ciber, me sugirió que me inscribiera para dar clases y también en un curso de pedagogía para profesionales. Ella pensaba que esta podía ser una manera de transmitir mi conocimiento, de que podía ser útil en esta actividad y que además éste podía ser un buen trabajo, con obra social y un ingreso mejor del que tenia hasta el momento.
Acepte esta propuesta y me inscribí en los dos.
Luego de mil y un trámites salí en el listado con 3.5 puntos!! No era gran cosa pero al menos ya estaba inscripto.
La verdad es que no conseguí ninguna hora y continué trabajando en aquel lugar que cada día detestaba más.
Mientras tanto ejercí mi docencia como pude dando charlas en los barrios sobre derechos y sobre el golpe de estado del año 1976.
Mientras cursaba me sugirió una profesora que me anotara para trabajar como coordinador, dude por un instante de mis capacidades pero ante su insistencia prepare un proyecto y me presente. No fui seleccionado ni estuve cerca de serlo, no cumplía con los requisitos.
El curso de Pedagogía fue sencillo y mis notas muy buenas. Como trabajo final debí preparar una clase que di con bastante éxito en la Normal de La Banda ( segunda ciudad mas grande de Santiago) ya que luego de darla me convocaron a que la replicara en otros cursos y también me invitaron a preparar un seminario que finalmente di ante mas de 150 alumnos.
Ya había terminado mi curso, tenía un certificado de mis seminarios y el Coordinador seleccionado para la escuela había renunciado, no sólo eso sino que también renuncio quien le seguía y así hasta llegar al momento en que me tocaba a mi, pero para mi desgracia decidieron llamar nuevamente a concurso.
Si hubiera sido por mi no me presentaba, pero la profes que tuve en el curso se encargaron de convencerme.
Mejore mi proyecto y me presente. Al parecer estaba yo sólo como postulante pero a última hora dos aspirantes mas se presentaron.
Creí que la historia se volvería a repetir, pero esta vez por lo menos me llamaron a la entrevista, me presente en ella y di lo mejor, para ser honesto di una buena entrevista, me sentí cómodo exponiendo mis ideas y creo que se noto.
Me fui a mi casa sabiendo que había dado lo mejor pero que nada estaba dicho.
Finalmente me llamaron a mi casa para decirme que era el nuevo Coordinador CAIE de la ENS Dr. José Benjamín Gorostiaga de Ciudad de La Banda.
Pablo Antonio Panosetti
Coordinador CAIE
ENS B. Gorostiaga
La Banda – Santiago del Estero
No hay comentarios.:
Publicar un comentario