Todo durante este año ha girado en torno a la residencias, desde la preparación académica, los exámenes hasta la más larga y nutrida lista de miedos e inseguridades.
Cual fue mi desilusión al saber que no tendría pareja pedagógica, cuánto más fue mi asombro al conocer que la profesora dueña de las horas en el que llevaría a cabo mis prácticas, era en extremo exigente, y que ya había pasado un tiempo prolongado desde que un practicante había logrado colmar sus expectativas. Sin duda fue un gran reto.
Mis sorpresas continuaron cuando, la profesora de prácticas me asigna el curso, ¡Qué entusiasmo!, pronto conocería a mis alumnos, veinticinco o treinta adolescentes inquietos, llenos de preguntas y misterios, dispuestos a probar mi carácter y paciencia, bueno, toda esta idea se desplomó cuando mis veinticinco o treinta alumnos resultaron ser diez alumnas muy tranquilas e introvertidas.
Y ahí estaba yo, con las alumnas, un portafolio lleno de preguntas y una carpeta de comentarios: “… te tocó dar clase en el curso de la profesora Lucia...”, “Las chicas son divinas, solo que no hablan”, “Si logras que te participen, toca el cielo con las manos”, “...Tranquila, son buenitas, no te dicen nada”, “Trabaja mucho el dialogo”.
Así, el 24 de junio estaba decidida a comenzar a observar las clases, era mi primera entrada al curso, afortunadamente las alumnas no fueron a clase ese día, y un pensamiento asaltó mi mente: “ encima faltan mucho”, y antes de que esto siguiera así una profesora, muy sabiamente, me recomendó dejar los prejuicios de lado y trabajar con la realidad diaria.
Durante el siguiente período de observación pude notar la distancia existente entre la docente y las alumnas, actitud que se reiteraba con todos los profesores en sus diferentes asignaturas, por lo cual, concluí en que, ésta actitud, era un sometimiento absoluto a la autoridad; además de que el grupo clase mantenía un perfil bajo. Frente a esta situación, me propuse ingresar al aula desde otra posición con relación a los docentes, que hasta entonces no podía definir pero sabía que no estaba revestida de autoridad.
Puesto que no nos conocíamos, determiné tomar el riesgo de dar el primer paso, confiando en ellas, antes de pedirles que confiaran en mi, opté por abrirme ante ellas y dejarlas conocerme, antes de impactar en sus vidas e intentar cambiar su cotidianidad, su forma de ser y de expresarse.
De hecho no fue fácil, pero con el paso del tiempo fuimos conociéndonos, confiando unas en las otras y juntas fuimos superando dificultades; yo comencé a narrar las clases como un cuento, con experiencias cotidianas, recuperando vivencias infantiles y el recuerdo cálido de todo niño de los cuentos y las historias relatadas por un adulto, adulto que en mi caso no es representado, siendo no muy amplio el desfasaje cronológico entre sus edades y la mía, mi persona no es asumida como figura sustituta de autoridad, ya sea de sus madres, tías o abuelas, sino que, el vínculo se estableció desde la relación de pares y para ellas soy un par más experto que comparte los saberes y los momentos junto al grupo, logrando en cada clase decir:“ Lo hicimos juntas”. De ésta manera las alumnas comenzaron a levantar la vista para saludarme, a contarme sus problemas desde lo posible a modo de ejemplo, y comenzaron a acercarse a conversar, al verme sentada en los bancos del pasillo. Fuimos creciendo, y hoy cada clase se construye y disfruta entre charlas, chistes, contenidos y experiencias compartidas.
Mi inclinación hacia la metodología empleada estuvo apoyada en mi formación académica, influida por diferentes autores entre los cuales puedo mencionar: a Kurt Lewin desde sus aportes con el Grupo T (grupo de trabajo), en busca de expresión de sentimientos y sensibilidad ante los demás, trabajando el aquí y ahora para el desarrollo de las aptitudes sociales e interpersonales. A Rogers con sus aportes a partir del trabajo en
En cuanto a la importancia del establecimiento del vínculo, Susana Quiroga destaca la necesidad del adolescente de tener un par con el que pueda identificarse y sentirse libre de amenaza.
También se contemplan las diversas postura que adoptan los adolescentes ante la figura de autoridad a modo de respuesta ante su condición se sujetos de aprendizajes.
YAMILA BARALE
CRÓNICAS DE UN APRENDIZAJE:
La primera fase del taller de Residencia me ayudó a interiorizarme con las formas posibles para el trabajo en el aula con los adolescentes, aprendí a darle un bosquejo a la clase, a organizarla de manera lógica, a utilizar el diálogo y todos los recursos que la escuela puede brindar, como el retro-proyector, la biblioteca, o la proyección de películas entre otras.
De acuerdo con lo que pude observar son recursos muy poco empleados por los docentes en el polimodal, lo que disminuye considerablemente una oferta pedagógica creativa y apta para el trabajo con la diversidad y la potenciación de las capacidades de los alumnos.
También ha sido de gran apoyo el reconocimiento , de las funciones y los actores del establecimiento , mediante la observación institucional , personalmente esto me ha mostrado el accionar del sistema de forma diferente a la representación que tenía de él, abriendo la posibilidad de formar un pensamiento distinto hacia todo lo que implica el funcionamiento de la escuela.
La participación en el Acto del 25 de Mayo me dio mucha confianza, el asistir a los demás actos y el haber participado de las jornadas fue muy significativo porque me permitió tomar valor para comenzar a pensar y actuar como profesora, no importa si tenía que seguir cursando o si tenia el título, que de hecho no lo tengo aún, pero dentro de la escuela ya me sentía profesora y fue muy gratificante que los alumnos me reconocieran como tal.
Considero que el tener una clase planificada es fundamental ya que me sirve de guía para mi acción pedagógica, aún así no comparto que el docente deba apegarse fielmente a su planificación, sino que debe flexibilizarla de acuerdo a las diferentes situaciones que pueden surgir en el aula obligándolo a tomar micro-decisiones, con las que se pueden lograr mayores resultados y de mejorar la calidad que con la planificación inicial.
Me ha parecido que se enfatizó mucho en la perfección de lo9s diseños y se descuidó de alguna manera la práctica en el aula, me parece que un diseño perfecto no es sinónimo de una clase muy lograda.
A mis observaciones no participativas en un primer momento las disfruté mucho, ya que las realizaba en un ambiente silencioso y espacioso muy cómodo para trabajar, pero fue aquí mismo que me di cuenta de que mi concepción de un curso “estupendo” para enseñar necesitaba ser reconsiderada.
Ya había tenido una experiencia en la docencia con alumnos mayores de 11 años , chillones, inquietos, bromistas, juguetones, nadie deseaba más que yo “dominar” el curso y obtener el silencio y atención para trabajar, pero ya tenia un curso en silencio y entendía que no iba a poder trabajar como quería ,así es que cuando tuve la oportunidad de hacerme cargo de la clase ,lo primero que cambié fueron mis ideas de un curso tranquilo; trabajé con juegos ,historietas, representaciones, dibujos desproporcionados, chistes discretos en la mitad de una exposición. Mi mayor reto fue lograr que el grupo de alumnas tímidas, poco participativas, lograra vencer los miedos, la timidez, y pudieran expresarse de forma espontánea, demostrando sus capacidades, buscaba que mis alumnas confiaran en si mismas, que lograran vencer el rótulo que llevaban y que disfrutaran su ultimo año de una forma libre y placentera.
No pude evitar preguntarme ¿Por qué los docentes del grupo de alumnas con el que trabajé no pudieron hacer nada que cambie su actitud?, las respuestas fueron muchas, la que más temo comodidad, resignación al fracaso de quien lo haya intentado.
Me llena de orgullo haber llegado a la meta, me satisface enormemente saber que mis prácticas trascendieron con su función de cumplimentar el taller de residencia, sino que tuvieron incidencia positiva en la vida de las alumnas.
De hecho no me fue muy fácil trabajar en un primer momento con el grupo, ya que era muy inexpresivo y serio. La verdad es que en lo más profundo de mi, sentía gran impotencia al ingresar al aula y apenas escuchar la respuesta a mi saludo sin que me miraran si quiera .Esta fue la actitud que colmó mi paciencia y al borde de la locura comencé a recordar, casi involuntariamente, el trabajo de mis profesores que logró mantenerme en la carrera que tantas veces había dicho que nunca haría; descubrí que ellos confiaron en mí ,creyeron que lo lograría, reconocían hasta el más pequeño de mis logros y me dejaron conocer su historia antes de preguntar por la mía y fue eso lo que yo hice con mis alumnas, les mostré quien y cómo era ,qué hacia, que podía y sobre todo confié en ellas, creí que lograrían superarse ¡ y lo lograron!
A lo largo del Taller de Residencia estuve obligada a la lectura de tres libros; ninguno de ellos he comenzado a leer con agrado , pero en la medida en la que progresaba en la lectura pude encontrar útiles herramientas para formar mi visión sobre educar .Con el libro “Frankestein educador” comprendí que nunca hubiera logrado el aula silenciosa, dócil y domesticada que pretendía, por suerte no trabajo con máquinas, sino con personas iguales en cuanto a derechos, obligaciones y oportunidades, a mí.
En un primer momento no estaba de acuerdo con lo planteado en el libro mencionado, no me parecía que el alu8mno pueda revelarse y cuestionar al docente, me costó aceptar y saberme sin derecho sobre la vida del alumno, de tomar decisiones por el, entender esto implica, de alguna manera, cumplir con entregarles las herramientas para que ellos mismos se construyan y acompañarlos en el proceso.
Gracias a la lectura de “El Maestro Ignorante” pude entender el verdadero trabajo con la diversidad a partir de trabajar con el principio de igualdad. Sinceramente creo que me faltó tiempo para trabajar más sobre esto con mi alumnas, considero que hay singularidades a las que debí acompañar más o quizás haber brindado más apoyo.
Este libro también me enseñó que el buen profesor no necesariamente es el que tiene todas las respuestas a todas las preguntas, ni el que mejor conoce y emplea los argumentos de los más sabios y reconocidos autores, sino que el buen profesor puede encontrarse en aquel docente sencillo que con empeño y entusiasmo logra emancipar a sus alumnos.
A pesar de las reflexiones que pude hacer a través del contenido de este libro ,lo creo utópico , por lo tanto casi inalcanzable, las escuelas están de docentes que en un principio se mostraron pujantes y forjadores de cambios productivos y hoy se ven vencidos por el desinterés , el desgano ,cansados de remar contra la corriente. Esto es realidad en la escuela, los jóvenes profesores nos damos cuenta de eso, por esto creo que se podría escribir”Carta a un viejo Profesor” , en un intento desesperado de mostrar con mucha claridad cuanto daño causan las malas costumbres , la mediocridad, el conformismo y el orgullo de tener que aprender de alguien menor de edad; sería interesante trabajar en una escuela que logre vencer los prejuicios.
Al leer “Chicos en Banda” he podido revalorar la educación que he tenido, las oportunidades que pude aprovechar, y en el tiempo de prácticas intenté mostrarle a mis alumnos lo importante que era estudiar , ir a la escuela , compartir el espacio y los momentos con los pares , quise de alguna manera , enseñarles a apreciar lo que por naturaleza les desagrada .
He tenido la oportunidad de trabajar con un proyecto para horas libres con alumnos de EGB3, esta vez el ingreso al aula fue diferente, sin barreras. El proyecto fue pensado para que los alumnos se diviertan sanamente y para trabajar valores y normas de convivencia, creo que los mejores métodos para aprender son los que usaba mi maestra de jardín, el juego; lo loable es que no solo aprenden los alumnos sino también el docente, en mi caso además de haber aprendido a jugar al “chancho” aprendí que no solo los mayores tienen grandes cosas que contar y que la madurez muchas veces no se relaciona con la edad., esto me permitió dar un paso al costado y convertirme en la alu8mna de mis alumnos. Esta es una experiencia maravillosa para ambas partes involucradas.
Aún cuando creo haber tenido un buen desempeño en el aula, no considero que haya sido suficiente, me hubiera gustado trabajar con las relaciones interpersonales en el grupo , utilizar con mayor soltura el diálogo divergente y determinar de forma más precisa los tiempos parara los trabajos en la clase.
Por ultimo rescato de esta experiencia la confianza adquirida en mi misma y a la vez la suficiente humildad para reconocer cuando necesitaba ayuda, ser capaz de pedirla y aceptarla, y es a partir de esta experiencia que puedo decidir si me supero para brindar a mis alumnos cada día lo mejor de mí y enseñarles a tomar solo lo que ellos reconozcan como significativo para sus vidas, o bien, guardar el lindo recuerdo de que desempeñé mis prácticas con entusiasmo.
Como sugerencias podría proponer:
· Propiciar más encuentros entre lo alumnos de 3º y 4º año para mejorar la relación y el trabajo en equipo en cuanto serán colegas en un futuro próximo. Considero que esto será provechoso para que los alumnos de 3º adopten de forma concienzuda una actitud apropiada para sus observaciones no participativas.
· Aumentar el número de clases observadas y mayor generosidad en la devolución escrita de la observación, considerando la situación de ansiedad y hasta inseguridad del alumno ante el silencio del profesor.
· Creo que seria positivo para la formación de los alumnos que el proyecto de horas libre continúe y se considere la posibilidad de llevarlo a cabo en el polimodal lo que , permitiría experimentar la práctica docente desde dos enfoques, me parece una experiencia que ,con la guía adecuada del docente y el aprovechamiento del alumno, será muy significativa.
YAMILA BARALE
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