Comenzaba el mes de marzo
y con él el ciclo lectivo, un nuevo desafío, pero este año se presentaba
distinto porque era mi primera experiencia en salita de 4 años ( siempre fui
seño de salita de 5 años). ¿Qué me depararía este año?.
Estaba en la galería del
jardín cuando comenzaron a llegar los pequeños con grandes mochilas y grandes
guardapolvos en la mano de las mamis, entre besos y saludos comenzamos a
entablar una pequeña relación cuando de repente apareció "Él"
,Pablito, un torbellino de energía abriéndose paso como podía entre los niños y
adultos. Su mamá muy nerviosa no sabía como contenerlo, solo atinaba a decirle
en todos los tonos posibles "portate bien".
A medida que pasaron los
días nos fuimos conociendo cada vez más, entendí que Pablito se portaba bien,
se portaba como era su costumbre, de tratar a los demás como era tratado
él.
Todos los días la mamá al
dejarlo en el jardín le decía "portate bien" yo
observaba que Pablito trataba de integrarse, quería ser parte del juego pero lo
rechazaban aunque era cariñoso y demostrativo ¿Qué esta pasando aquí? me
preguntaba.
Una mañana un grupo de
mamás de "las nenas" de mi sala me abordaron en la puerta del
jardín para hablar conmigo en un tono amable pero preocupadas, varias al mismo
tiempo comenzaron a contarme que sus hijas iban todos los días a sus casas con
quejas de que Pablito les pegaba patadas, pellizcones, empujones, que ellas
sabían como era Pablito por que ya era violento desde el año pasado... Las deje
hablar sin interrumpir (ya que los años de experiencia m enseñaron a tener
mucha paciencia y sobretodo “ saber escuchar y leer entre líneas) y
cuando terminaron las acusaciones, las
mire fijamente di un paso hacia atrás, respire hondo y respondí, que me
sorprendían sus relatos y que Pablito no se sentaba con ninguna nena, ellas no
juegaban con él, y que sobre todo lo sucedido el año pasado era otro tema del
cual yo no podía opinar por la simple razón que el año anterior
no me encontraba en el jardín y que se queden tranquilas que desde
ahora iba a observar con mas atención las relaciones entre
ellos. Todas mis palabras estaban acompañadas de un tono de vos firme, una
mirada franca, una mano en el hombro y sobretodo una sonrisa calma. ( todo esto
les dio tranquilidad , seguridad y calmo sus ansiedades )
Todos
los días pasaba lo mismo, la mamá al despedirse
le decía "portate bien" y él se portaba igual.
Lo observaba al jugar y veía que Pablito corría, gritaba,
asustaba, de repente se calmaba y trataba de intervenir en el juego de las
nenas. Todo esto en un mundo de gritos, movimientos y risas. Él siempre
tratando de llamar la atención con cualquier recurso,
y así jugaban todos.
Como estrategia didáctica
les propuse diferentes juegos donde el personaje principal rotaba( como el lobo
, las ardillas sin casa, etc.) y en forma paralela cite a mamá y papá de
Pablito para poder conocer mas sobre él. Apenas les propuse venir al jardín
para hablar, la mama me miro con desesperación, al ver esa reacción la tome con
firmeza de las manos y con una gran sonrisa le dije “ tranquila vamos a hablar de una personita muy importante para mi, SU
HIJO”“.
Gracias a esta reunión me
entere que éste niño no jugaba con niños de su edad, que no había niños
en su barrio, que jugaba con su tío de 18 años, y con su papá y mamá,
que su juego preferido era el futbol (va a la cancha ) y la luchita, que era
muy mimado y consentido por toda la familia y que su mamá trabajaba muchas
horas.
Les describí como era un día
de Pablito en el jardín y la reacción de los demás ante sus gritos , revolcadas
, empujones , carreras alocadas etc.
La mamá me miraba
angustiada y el papá me miraba sin entender que era lo extraño del
comportamiento de su hijo.
Tranquilice a la mamá
resaltando lo bueno de su hijo e hice reaccionar a su papá motivandolos para
que cumplieran el rol de padres y no de hermanos, ni amigos de su hijo.
Les sugerí ponerle limites, asumiendo roles de adultos y sobretodo cambiar los
juegos diarios por unos más tranquilos, de mesa e ingenio. También les propuse
que sería bueno visitar a los compañeritos y pasar más horas con papá
y mamá y no jugar a la luchita con el tío.
Pasaron
los días y el cambio se notaba en Pablito, ya podía ser
parte del juego, su trato con los demás se fue modificando, su trato
con los demás era mas tranquilo, ya no gritaba ni daba alaridos ,al jugar respetaba
el rol de sus compañeros , etc.
Un día mientras
lo miraba jugar de repente comenzó a correr y gritar y
se dirigió a mi, abriéndose paso a empujones, me abrazó
fuerte, me dió un beso húmedo, me miró y me dijo "te amo
seño", lo abrace y le dije -yo también, y sin soltarlo la
pregunte “¿Vos te portas bien?” a lo que respondió (con mucha
seguridad) “-si” , “¿Por qué?” le pregunte, se alejo
unos centímetros de mi cara me miro con sus ojos grandes, negros y
profundos y me contesto –“por que apendí” (le cuesta
pronunciar la "r") “¿A qué?” le pregunte -con una sonrisa
que cubría toda su picara carita dijo “¡¡a jugar!!” y salio
corriendo tan rápido como había llegado a mis brazos...
Cuanta razón tenía
Pablito, el jugar nos sirve para relacionarnos con el otro, a respetarnos, a
aceptar límites, a pensar, a desarrollar estrategias, a cooperar. Nos enseña a
"ver" y a "escuchar".El había aprendido a
relacionarse con los otros sin perder su esencia , respetando y respetándose.
Tenía mucho
en común con "portarte bien" frase que
diariamente escuchaba y le costaba llevar a la práctica, ahora
si había encontrado una manera de portarse
bien, había aprendido a jugar...
Y por sobre todo
no había dejado de ser "MI PABLITO".
MARTA.M
Maestra de sala de 5 ENS Manual Belgrano
1 comentario:
No sé si dirigirme a Pablo Penosetti o a la Maestra de Sala de 5. Me presento Me llamo ALejandoMuente y la Foto publicada en la parte superior no solo es de mi Autoria sino que es mi Sobrino y un Menor. Que usted/es usaron sin mi consentimiento ni permiso. Asi que les solicito que retiren la fotogrqafia de este articulo. Muchas Gracias
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